Esta fruta tan especial está emparentada con el kiwi convencional, pero son de pequeño tamaño y piel comestible, lisa y sin pelo. Existen 8 variedades de diferentes colores, formas y sabores cultivadas en ecológico en el centro de Asturias, con energía solar y recolectadas desde agosto a noviembre en su punto óptimo, para potenciar sus extraordinarias propiedades: doble de fibra, bajo índice glucémico, alto contenido en antioxidantes, como el polifenol isoquercitina, confieren un interesante potencial antitumoral, neuroprotector y antiinflamatorio.
¡La piel contiene 15 veces más antioxidantes que su pulpa y tan solo 100g cubren las necesidades diarias de vitamina C!