Crear una tabla de quesos no es simplemente apilar variedades al azar; es un acto de cuidados que eleva una simple degustación a una experiencia memorable. Una tabla «con sentido» ofrece equilibrio, variedad y una progresión lógica de sabores, garantizando que cada bocado sea apreciado. Si buscas impresionar a tus invitados, aquí te presentamos las claves para construir tu propuesta como una obra maestra.
La Regla de la Variedad y el Equilibrio en la tablas de queso
Para una tabla equilibrada, selecciona un número impar de variedades, idealmente entre cinco y nueve para grupos grandes de comensales. El secreto es cubrir las cuatro grandes familias de texturas y potencias:
- Pasta de textura Blanda (Brillat Savarin, Langres sin volteo, Brie, Camembert, Morbier).
- Textura Semi-Dura (Rueda de cabra, oveja bodega, Zamorano al vino de Toro).
- Azul (Roquefort, Gorgonzola, crema de oveja con azul).
- Duro o Añejo (Parmesano, Comté, Añejo de Toro, cabra reserva).
Seleccionar un queso de cada familia asegura un recorrido completo, siempre que se respete el abanico de cabra- oveja y vaca.
La Presentación y el Emplazamiento
La disposición es crucial para la experiencia. Utiliza una tabla de madera o pizarra o material natural y observa estos detalles:
- Temperatura: Sirve los quesos a temperatura ambiente (sáquelos del refrigerador 90 minutos antes). El frío inhibe el sabor y el aroma al contraer la pasta.
- Técnicas de Corte: Corta previamente unas porciones de cada queso para invitar al comensal. Las ruedas blandas se pueden cortar en cuñas triangulares, los quesos duros se pueden fracturar en trozos irregulares, y los cilindros en rebanadas uniformes. Utiliza cuchillos distintos para cada variedad.
- Disposición Creativa: Coloca los quesos dejando espacio y luego rellena los huecos. Usa el «efecto cascada» con uvas, higos, y frutos secos alrededor de los quesos. Las hojas frescas de romero o salvia añaden un toque estético. Puedes atreverte a buscar volúmenes y formas, combinando colores y estilos de platos distintos, adornos, o atrezzo natural.
- Flujo Lógico: Siempre ofrece los quesos para que el comensal avance del más suave al más intenso, en el sentido de las agujas del reloj, por ejemplo.
Los Acompañamientos y Contrastes de la una tabla de quesos
Los acompañamientos actúan como limpiadores de paladar y potenciadores de sabor:
- Vehículos: Puedes ofrecer variedad de panes y crackers (baguettes, nueces, centeno).
- Dulzor (Potenciador): Las frutas frescas (manzanas, peras), los frutos secos (nueces, almendras) y, especialmente, la miel o mermelada de higo, están reservados para contrastar los quesos más potentes y salados.
- Salado/Ácido (Limpieza): Pequeños encurtidos o aceitunas ayudan a «resetear» el paladar entre degustaciones intensas.
Maridaje y el Momento Ideal
- La Bebida: El maridaje ideal equilibra la grasa y salinidad. El vino blanco seco, el Porto o una cerveza Saison suelen ser más versátiles que el tinto. Existen combinaciones ideales sin alcohol, con zumos de uva, té frío o incluso con cafés
- Cuándo Servir: La tabla de quesos funciona excelentemente como un aperitivo sofisticado o entrante que se disfruta al inicio de un evento. Formalmente, se sirve después del plato principal y antes del postre. El momento ideal es aquel que permite a los invitados disfrutar sin prisa de la experiencia, favoreciendo el debate y el intercambio de sensaciones.
En conclusión, una tabla con sentido requiere planificación, pero esta pequeña inversión resulta en un máximo disfrute gastronómico.
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